lunes, 8 de julio de 2013

Suicidios cotidianos IV

–Porque es romántico –me defiendo. 
Pero llevas razón. No hay nada romántico en esta vela con forma de fruta que quema el aire entre las dos. Ni en esta cena que seguramente nos sentará mal. Ni tampoco, tienes razón, en este empeño mío de invitarte al restaurante donde celebramos nuestro primer aniversario. Seguramente lo nuestro sea ya pavesa y ceniza. Por eso me inclino sobre la mesa. 
–¿Qué haces? –preguntas desde el otro lado. 
Soplo la estúpida fruta de fuego y las mariposas del humo vuelan entre las dos. Sus alas emborronan nuestros rostros.

4 comentarios:

  1. Reflexiones sobre tu hermoso cuento:
    Querer creer no es creer, ni soñar con un mundo distinto lo hace realmente distinto, ni tener miedo al dolor es analgésico, ni odiar las arrugas da firmeza a la frente y ni tampoco no percatarse del paso del tiempo congela realmente los instantes.
    Así de férreo y poco poético es el “principio de realidad”. Así de inquebrantable es “principio universal de lo efímero”.
    Luchar contra la decepción del cuento de hadas no evita que las perdices terminen teniendo sabor rancio.. ni querer sentir enamoramiento hace que éste perdure siempre.
    Está en la naturaleza de una vela, agotarse. Y eso no es ni bueno ni malo, solo es así.

    Nota sobre mi pesimismo: Es cierto que el pesimismo acelera los finales pero el optimismo tampoco los elimina. Ser consciente de lo transitorio y efímero puede ser una incómoda motivación mas para el “carpe diem” en vez de un neurótico y confortable lamento de lo irremediable.

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  2. Qué curioso, Ataraxia, pero no me resulta nada pesimista lo que dices :)
    Aunque tampoco optimista.

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    1. Si.. :) a mi tampoco me parece ni lo uno ni lo otro.
      Escribe otro relato anda.. :)

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    2. Lo haré. Esta última semana y media no he tenido el tiempo emocional que me requiere un simple cuento :)

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